Día Internacional de la Lengua Materna


Gubidxa Guerrero

[Texto publicado en Enfoque Diario, el viernes 21/Feb/2014]

Hoy es un día importante. Este viernes 21 de febrero se conmemora el Día Internacional de la Lengua Materna. En esta fecha todos los municipios istmeños deberían estar de fiesta, pues no hay uno solo donde una gran porción de sus habitantes no utilice algún idioma originario.

En nuestra región se hablan al menos cinco lenguas propias: chontal, huave, mixe, zapoteco y zoque. El total de hablantes es bastante numeroso, pero las cifras resultan engañosas. 

Si consideramos únicamente la cantidad de hablantes de los idiomas originarios, podríamos suponer que éstos no están en riesgo. Pero cuando nos percatamos de las edades de quienes se conducen en una lengua mesoamericana, el asunto cambia.

La mayoría de los hablantes de zapoteco, por poner un ejemplo, son adultos. De entre los jóvenes, cada vez menos lo saben hablar, y en los niños la situación se torna alarmante.

Es muy bajo el porcentaje de niños hablantes de las lenguas istmeñas. Ello permite suponer que los idiomas están en riesgo de desaparecer, porque la generación de adultos será completamente relevada por la de quienes hoy son pequeños. ¿Qué sucederá con el mixe y huave? ¿Con el zoque, chontal y zapoteco?

En varias poblaciones de nuestra región, no quedan hablantes nativos de sus idiomas. En Mixtequilla, por ejemplo, no llegan ni a 10 los parlantes de zapoteco. 

Al menos en este día las autoridades y la sociedad en su conjunto deberíamos pensar en estrategias para evitar, primeramente, la desaparición de nuestras lenguas y, en segundo lugar, para tratar de recuperarlas en las poblaciones o entre la generación que ya no los dominan. 

Pensemos en el hebreo. Fue una lengua “muerta” durante dos mil años, y hoy es el idioma oficial del Estado de Israel. Quedan muchas esperanzas, pero para que se hagan realidad deben existir políticas públicas radicales.

El mejor remedio para evitar que una lengua fenezca es que los padres transmitan su conocimiento. La mejor escuela para los idiomas originarios está el hogar. Valoremos cada lengua, para que mañana no tengamos que lamentarnos por su extinción.