El Palacio de Guiengola

Dibujo de Guiengola de principios del S. XIX
Gubidxa Guerrero 

[Texto publicado en Enfoque Diario, el sábado 28/Dic/2013] 

“Fue desde lo alto de ese nido de águilas que el rey de los zapotecas desafió durante un año entero toda la fuerza del poderío mexicano [...] rodeada de precipicios y a menudo cubierta de nubes, esta meseta a la que no se puede llegar sino después de una jornada de ascenso desesperante, está sembrada de magnificas ruinas en piedra tallada, palacios, templos y fortificaciones cuya extensión y grandeza arquitectónica llenan de admiración al viajero [...] Cosijoeza  hizo cavar amplios estanques para cultivar peces de río. Tres veces el rey de los mexicanos despachó nuevas tropas para desalojar a su enemigo de este sitio temible; tres veces fueron destrozadas en el paso o diezmadas en la llanura y el soberbio Ahuitzotl se vio obligado a ofrecerle la paz”.

Así describe el célebre intelectual francés del siglo XIX, Charles Brasseur, la zona arqueológica que se encuentra a pocos kilómetros de la metrópoli tehuana y del pueblo de Mixtequilla. El libro en el que hace tal descripción es  ‘Viaje por el Istmo de Tehuantepec 1859-1860’, escrito en su viaje a nuestra región durante esos años. Aunque el humanista no pudo subir al sitio, pues cayó enfermo la vez que lo intentó, recogió las versiones de quienes sí había ascendido.

¿Templos?, ¿fortificaciones?, ¿palacios? Exactamente. Los templos estuvieron sobre los basamentos piramidales (una ‘pirámide’ no es mas que el asiento sobre el que se construía el templo dedicado a una o varias deidades prehispánicas). Las fortificaciones se hallan en toda la parte oriente de la montaña de Guiengola, desde los 200 hasta los 500 metros sobre el nivel del mar. Las hay por doquier: entre las barrancas, en lo alto de una colina, a la orilla de los arroyos del temporal. El palacio se encuentra a pocos metros de la plaza, cerca de la pirámide occidental. Dicho espacio es tema aparte, por la amplitud y la complejidad de la zona. 

La vista de la llanura del Istmo de Tehuantepec y la Laguna Superior desde ‘el mirador’ es impresionante. Su forma es casi circular ya que fue construida sobre una roca natural de forma redonda. Este palacio ocupa por lo menos 11,000 metros cuadrados. Dado que los patios están distribuidos sobre varias terrazas naturales a desnivel, las estructuras dan una impresión de lujo que no se aprecia en un mapa de dos dimensiones. Las áreas de funciones dan un total de 64 cuartos, plataformas y almacenes, 14 escaleras o escalones pequeños, 9 escaleras grandes de 5 a 10 metros de largo o de ancho, y 38 columnas dentro de los cuartos. Hay además un estanque o alberca así como una tumba que fue saqueada antes del siglo XX.

Todas las estructuras fueron construidas de bloques de piedra caliza estratificada (del tamaño de ladrillos de barro moderno). En el exterior de las estructuras fueron cubiertas por estuco, que aún hoy podemos ver en perfecto estado en ciertas paredes. 

En mi reciente visita a la zona pude percatarme del estado tan delicado de la zona. Una pared de más de dos metros que se encontraba la penúltima vez que subí, estaba completamente derrumbada, debido al tiempo transcurrido, al clima y al vandalismo. Protejamos Guiengola, es patrimonio de todos los zapotecas, de los mexicanos y, por qué no, de la humanidad.