El bixé’

Ilustración.- Gregorio Guerrero
Gubidxa Guerrero

El universo es infinito; no sólo por su extensión sino por los secretos que guarda. El mundo es vasto; y aunque los seres humanos lo poblamos casi todo, todavía no descubrimos los hilos que lo mueven. La naturaleza es sabia; únicamente ella atiende a sus razones. 

En varios pueblos zapotecas se tiene la creencia ―y por algo será― de que existen seres increíbles, capaces de transformarse en ciertos animales a voluntad. Son llamados bidxaa, o nahuales. Ellos son el pináculo de otro tipo de conocimiento que va más allá de nuestro entendimiento. Los bidxaa son juguetones, traviesos. Pero también curan o pueden provocar algún ‘daño’. Saben de las plantas y de muchos secretos que la tierra guarda.

Junto con los bidxaa habitan otros personajes todavía más misteriosos: los bixé’, cuyo término puede traducirse como ‘eco’; pero que también designa a ciertos personajes con la capacidad de tomar forma humana. Un bixé’ puede llegar de repente a una reunión de pequeños que estén jugando muy noche. Cuando quedan pocos, generalmente ocupa la forma del último en marcharse, y llega al lugar aparentando estar de  regreso. De esta manera el bixé’ se divierte y puede causar mucho mal. Se ha sabido de casos en que la desaparición de ciertos niños se debió a que fueron raptados por los bixé’. Por eso nuestras madres repiten a los hijos que deben entrar temprano a casa; y si no lo hacen, los regañan, no sea que el Bixé’ los asuste.

Jugando a las canicas era muy común que el bixé’ hiciera de las suyas. Suplantando en la identidad a un infante le decía “el que no persigue muere”. Y así lo iba alejando de su hogar paulatinamente, hasta que éste no sabía cómo regresar. Quién sabe a qué mundo iba a parar. Ahora no se ha sabido de historias similares, porque los niños cada vez juegan menos en la calle o en los patios. 

Pero el bixé’ también toma forma adulta. Muchos señores se han quejado de cómo algún bixé’ adquirió forma del mejor amigo o de la mismísima esposa. Engaña a los borrachos, sean hombres o mujeres. Les quita el dinero. A diferencia de con los niños, ahora es más común que se le presente a la gente grande, porque cada vez hay más alcoholismo.

Cuando sientan un eco en las calles solitarias muy de madrugada, cuando vean a un familiar o conocido repitiendo por la noche una actividad de la mañana, estarán seguramente frente a un bixé’ que intentará engañarlos. ¡Váyanse a casa!


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Texto publicado en Enfoque Diario, el domingo 1/Dic/2013.